Fue en ese momento cuando llegó a mí a través de una amiga, una información de un grupos de apoyo para familiares de pacientes crónicos; comencé a asistir y fue grato compartir mis experiencias y vivencias para entender que no estaba sola, que no era la única que vivía esa situación y en qué fase del proceso estaba. Es increíble, las ayudas siempre llegan, sólo debes estar abierto a ellas.
Viendo este proceso en perspectiva, puedo decirles con el corazón que hubo aspectos internos y externos que ayudaron en este proceso. Dentro de los internos, está definitivamente el amor profundo, el apoyo familiar, la flexibilidad y la aceptación del grupo familiar.
Los aspectos externos también fueron importantes: el cuerpo médico, la atención y observación en los detalles del cuidado como por ejemplo, los cambios comportamentales y actitudinales del familiar, que se expresan muchas veces verbalmente, pero en otras ocasiones se requiere aprender a conocer sus gestos que te dan información relevante.
También puedo decirles que las rutinas comienzan a definirse, tú ansiedad de cuidador comienza a disminuir y la aceptación te ayuda a visualizar la situación con realidad y sin dolor. Todo en adelante resulta más fácil y fluido.
Han pasado 10 años, parece increíble. Durante este camino tuve mis altos y bajos pero al final me siento orgullosa de haberlo recorrido con entereza y valentía; me llena de orgullo y felicidad verla, recuperada en varios aspectos y tener la certeza que mi decisión de hacerlo dio muchos frutos, para ella y para todos en casa.